“Patria o muerte” es una frase muy utilizada históricamente. En 1847, los mexicanos se encontraban en plena guerra con USA, cuando la utilizaron por primera vez, para darle coraje a sus soldados.
Años más tarde...
...durante la revolución cubana, se convirtió en frase de cabecera para Fidel y los suyos. Incluso el “che”, la usó durante un discurso, en la ONU.
Eran tiempos de guerras territoriales, de revoluciones y contra-revoluciones. Donde el mundo quería dividirse entre comunismo, socialismo y capitalismo. Había que alinearse tras de una de estas facciones, para ser alguien y ganarse amigos y establecer enemigos.
Cuando a principio de los 70 esa frase llega a nuestro país, era ya un poco vieja y gastada, pero la Argentina, todavía estaba llena de dudas existenciales, oscilaba entre frágiles democracias y salvajes gobiernos de facto, por lo que, para los que gritaban “patria o muerte” en ese momento histórico del país, tenía sentido y les daba ímpetu para luchar por sus objetivos.
Una vez que los años 80 trajeron una democracia joven, pero duradera, eso de “patria o muerte”, no solamente perdió sentido, sino que se volvió mucho más peligroso.
El peligro es que si bien todos entendemos que es la patria y es hermoso tener sentimientos patriotas fuertes, no todos tomaríamos el mismo camino hacia la prosperidad.
Por eso es, que en democracia, hay varios partidos y candidatos que nos dan diversas opciones a la hora de elegir.
Si todos salieran con el viejo “patria o muerte”, terminaríamos, una vez más, volviendo al pasado y a matarnos entre nosotros.
Hoy día, que un gobierno que se dice progresista, renueve el slogan bajo el “patria o buitres”, es un retroceso hacia los 60 y 70 que nos fueron tan macabros.
Volver al lema de “abajo el imperialismo yanqui” o “la piratería británica”, es demostrar que la camada de políticos que nos gobiernan hoy, no sólo no han visto y/o aprendido que el mundo ha cambiado, sino que también crean enemigos inexistentes atacando con frases incendiarias a los pocos países con la capacidad de traer las inversiones tan necesarias para reactivar nuestra economía.
Cierto que desalinearnos de USA y de Gran Bretaña, nos acerca a otros mercados gigantescos como el ruso y el chino, pero ninguno de estos países, ve a la Argentina, como un lugar para invertir, sino un lugar para explotar y del cual sacar partido.
El tiempo de “patria o muerte”, “patria o buitres” y “nosotros o nada” es en el pasado.
El siglo XXI, nos encuentra con necesidades propias y sin la posibilidad de enfrentarnos a todos. Pelearnos con Gran Bretaña y Alemania, puede cerrarnos las puertas a la Unión europea y los beneficios que inversiones del viejo continente puedan traernos. Poder dialogar por la soberanía de las Malvinas, requiere un acercamiento a la otra parte y no una agresividad desmedida, que genere rencores y odios, en lugar de simpatía.
El mundo del siglo en que vivimos es más pequeño que el de los 60 y 70, las realidades son otras.
Las puertas de entrada al siglo XXI, están aún abiertas, pero estamos haciendo que nos las cierren en la cara una a una, y que nos dejen aislados en el XX.
Dejemos de lado las demostraciones demagógicas de supuesto poder y avancemos con el resto del mundo en vez de remar en su contra.
Eran tiempos de guerras territoriales, de revoluciones y contra-revoluciones. Donde el mundo quería dividirse entre comunismo, socialismo y capitalismo. Había que alinearse tras de una de estas facciones, para ser alguien y ganarse amigos y establecer enemigos.
Cuando a principio de los 70 esa frase llega a nuestro país, era ya un poco vieja y gastada, pero la Argentina, todavía estaba llena de dudas existenciales, oscilaba entre frágiles democracias y salvajes gobiernos de facto, por lo que, para los que gritaban “patria o muerte” en ese momento histórico del país, tenía sentido y les daba ímpetu para luchar por sus objetivos.
Una vez que los años 80 trajeron una democracia joven, pero duradera, eso de “patria o muerte”, no solamente perdió sentido, sino que se volvió mucho más peligroso.
El peligro es que si bien todos entendemos que es la patria y es hermoso tener sentimientos patriotas fuertes, no todos tomaríamos el mismo camino hacia la prosperidad.
Por eso es, que en democracia, hay varios partidos y candidatos que nos dan diversas opciones a la hora de elegir.
Si todos salieran con el viejo “patria o muerte”, terminaríamos, una vez más, volviendo al pasado y a matarnos entre nosotros.
Hoy día, que un gobierno que se dice progresista, renueve el slogan bajo el “patria o buitres”, es un retroceso hacia los 60 y 70 que nos fueron tan macabros.
Volver al lema de “abajo el imperialismo yanqui” o “la piratería británica”, es demostrar que la camada de políticos que nos gobiernan hoy, no sólo no han visto y/o aprendido que el mundo ha cambiado, sino que también crean enemigos inexistentes atacando con frases incendiarias a los pocos países con la capacidad de traer las inversiones tan necesarias para reactivar nuestra economía.
Cierto que desalinearnos de USA y de Gran Bretaña, nos acerca a otros mercados gigantescos como el ruso y el chino, pero ninguno de estos países, ve a la Argentina, como un lugar para invertir, sino un lugar para explotar y del cual sacar partido.
El tiempo de “patria o muerte”, “patria o buitres” y “nosotros o nada” es en el pasado.
El siglo XXI, nos encuentra con necesidades propias y sin la posibilidad de enfrentarnos a todos. Pelearnos con Gran Bretaña y Alemania, puede cerrarnos las puertas a la Unión europea y los beneficios que inversiones del viejo continente puedan traernos. Poder dialogar por la soberanía de las Malvinas, requiere un acercamiento a la otra parte y no una agresividad desmedida, que genere rencores y odios, en lugar de simpatía.
El mundo del siglo en que vivimos es más pequeño que el de los 60 y 70, las realidades son otras.
Las puertas de entrada al siglo XXI, están aún abiertas, pero estamos haciendo que nos las cierren en la cara una a una, y que nos dejen aislados en el XX.
Dejemos de lado las demostraciones demagógicas de supuesto poder y avancemos con el resto del mundo en vez de remar en su contra.