El socialismo es una corriente filosófica política, social y económica que abarca una gama de sistemas socioeconómicos caracterizados por la propiedad social de los medios de producción y la autogestión de empresas por parte de los trabajadores.
¿Qué significa esto? En realidad, en sí mismo, nada.
Para que esto suceda, se tienen que dar ciertas circunstancias, y aún así, no habría garantías de que dicho sistema fuese exitoso.
Si nos remontamos a la era antigua, y miramos a las civilizaciones de mayor influencia, encontraremos que tanto los egipcios, como los griegos y los romanos, tenían un sistema que hoy, se llamaría capitalista.
Existían ya la división de clases, y la economía librecambista, y eran parte intrínseca de lo que eran esas culturas.
De estas culturas, es que derivan la mayoría de las economías modernas.
A medida que la humanidad, avanzaba, y el ser humano desarrollaba una inteligencia mayor, varias nuevas ideologías sociales, políticas y económicas, fueron apareciendo.
Y durante esos cambios, se gestó también el socialismo, que vino a intentar cambios, a nivel general, para reducir las grandes diferencias económico-sociales, entre las masas.
En un principio, las escrituras sobre este movimiento, tuvieron una reacción positiva, ya que era algo revolucionario y que no conformaba con lo establecido.
En muchos países, comenzaron a tener influencia en elecciones, y de a poco, hasta fueron ganando algunas.
Los que justifican el fracaso del socialismo a nivel global, culpan siempre a la oposición, no importa qué forma tenga esta.
Y en realidad, en ese pensamiento, no están equivocados. Mientras exista el capitalismo, el socialismo, nunca podrá imponerse (por decirlo así). Y es por eso, que en muchos lugares, cuando llegan al poder, se terminan convirtiendo en gobiernos autoritarios, dictaduras y necesitan perpetuarse al mando.
Entonces, por ahora, vemos que el fracaso, no es irrefutable, como el título de esta nota dice.
Sin embargo, lo que establecimos hasta aquí, es que el socialismo, quizás, pueda sobrevivir, solamente si toda la sociedad o país que gobiernan, está de acuerdo con esa ideología.
¿Y lo irrefutable? Que, para sorpresa de muchos, el socialismo, no puede tener éxito, ni siquiera siendo ideología única.
Tomemos como ejemplo, el movimiento kibutziano israelí. Se creó, para ayudar a formar el estado de Israel. Llegaba gente de todo el planeta, para establecer muchos de estos centros agrarios colectivos.
En un principio, los voluntarios que pasaban a formar parte de un kibutz, se alternaban trabajos (agrícolas, ganaderos, etc.), y pasaron a llamarse “Miembros”
La idea, era el autoabastecimiento, y la distribución de la “riqueza interna”, en partes igualitarias, y proporcionales a los tamaños de cada familia, etc.
Toda decisión era tomada en asambleas generales, donde todos los miembros podían expresarse y votar.
Cada kibutz, tenía sus lugares comunitarios (comedor, tienda donde recoger comida para las casas, espacios deportivos, etc.) y cada familia tenía su vivienda.
El auge fue tan grande que llegó a haber más de 200 kibutzim. Todos bajo la misma filosofía, y con la misma idea.
Cada uno de sus habitantes, ingresaba allí, como elección personal, y sabía lo que era. Es decir, 100% de sus miembros eran socialistas.
Pero, en el transcurso de este apogeo, empezó a haber otras necesidades y variantes. El crecimiento de la población interna (no solamente en número, sino también en edad), hizo que el auto abastecimiento, se hiciera más difícil. Empezaron a acoger voluntarios jóvenes, sin el mote de miembros, que pasaban un tiempo pre determinado en el kibutz, y trabajaban bajo las instrucciones de los miembros del kibutz, a cambio de techo y comida, pero sin los derechos de los miembros.
Esto, en sí mismo, fue el comienzo del fin de ese socialismo puro, ya que se creaba una división social (miembros y voluntarios)
Pero ese no fue el único obstáculo.
Mientras estos voluntarios, sin derechos plenos, llegaban, los “hijos del kibutz”, al cumplir 18 años, ingresaban al ejército, donde servían por 3 años.
Al terminar el servicio militar, los jóvenes, en su gran mayoría, decidían viajar por el mundo, en lugar de regresar al kibutz. Entonces, la mano de obra interna, que estaba en su mayor plenitud, salía del sistema, por un período de al menos 4 años.
Otra de las necesidades, fue la de generar ingresos, para poder subsistir y crecer, por lo que se empezaron a abrir fábricas dentro de cada kibutz, y así llegaron inventos increíbles como el Epilady, el riego por goteo, el tomate cherry, y demás, que dieron una nueva vida, con un mejor status a esos kibutzim, que se iban desarrollando.
Poco a poco, el capitalismo de las fábricas y sus ventas al exterior empezaron a financiar las necesidades internas, y la agricultura y ganadería, pasaron a un segundo plano.
Como con todo invento, pronto surgió competencia, y las finanzas decayeron de forma brutal. El número de kibutzim, empezó a declinar, y hoy día, solamente quedan unos 20 que aún se rigen con el concepto original, y todos tienen muy pocos miembros.
Es decir, mientras las condiciones fueron ideales, hubo mucho éxito y desarrollo, pero al cambiar las circunstancias, el fracaso fue irrefutable, y el declive tal, que nunca pudo recuperarse, a pesar de varios intentos.
El socialismo, siendo una teoría, quizás muy idealista y de apariencia perfecta, lo único que demostró, es que no todo lo escrito en papel, puede sustentarse en la práctica.
¿Qué significa esto? En realidad, en sí mismo, nada.
Para que esto suceda, se tienen que dar ciertas circunstancias, y aún así, no habría garantías de que dicho sistema fuese exitoso.
Si nos remontamos a la era antigua, y miramos a las civilizaciones de mayor influencia, encontraremos que tanto los egipcios, como los griegos y los romanos, tenían un sistema que hoy, se llamaría capitalista.
Existían ya la división de clases, y la economía librecambista, y eran parte intrínseca de lo que eran esas culturas.
De estas culturas, es que derivan la mayoría de las economías modernas.
A medida que la humanidad, avanzaba, y el ser humano desarrollaba una inteligencia mayor, varias nuevas ideologías sociales, políticas y económicas, fueron apareciendo.
Y durante esos cambios, se gestó también el socialismo, que vino a intentar cambios, a nivel general, para reducir las grandes diferencias económico-sociales, entre las masas.
En un principio, las escrituras sobre este movimiento, tuvieron una reacción positiva, ya que era algo revolucionario y que no conformaba con lo establecido.
En muchos países, comenzaron a tener influencia en elecciones, y de a poco, hasta fueron ganando algunas.
Los que justifican el fracaso del socialismo a nivel global, culpan siempre a la oposición, no importa qué forma tenga esta.
Y en realidad, en ese pensamiento, no están equivocados. Mientras exista el capitalismo, el socialismo, nunca podrá imponerse (por decirlo así). Y es por eso, que en muchos lugares, cuando llegan al poder, se terminan convirtiendo en gobiernos autoritarios, dictaduras y necesitan perpetuarse al mando.
Entonces, por ahora, vemos que el fracaso, no es irrefutable, como el título de esta nota dice.
Sin embargo, lo que establecimos hasta aquí, es que el socialismo, quizás, pueda sobrevivir, solamente si toda la sociedad o país que gobiernan, está de acuerdo con esa ideología.
¿Y lo irrefutable? Que, para sorpresa de muchos, el socialismo, no puede tener éxito, ni siquiera siendo ideología única.
Tomemos como ejemplo, el movimiento kibutziano israelí. Se creó, para ayudar a formar el estado de Israel. Llegaba gente de todo el planeta, para establecer muchos de estos centros agrarios colectivos.
En un principio, los voluntarios que pasaban a formar parte de un kibutz, se alternaban trabajos (agrícolas, ganaderos, etc.), y pasaron a llamarse “Miembros”
La idea, era el autoabastecimiento, y la distribución de la “riqueza interna”, en partes igualitarias, y proporcionales a los tamaños de cada familia, etc.
Toda decisión era tomada en asambleas generales, donde todos los miembros podían expresarse y votar.
Cada kibutz, tenía sus lugares comunitarios (comedor, tienda donde recoger comida para las casas, espacios deportivos, etc.) y cada familia tenía su vivienda.
El auge fue tan grande que llegó a haber más de 200 kibutzim. Todos bajo la misma filosofía, y con la misma idea.
Cada uno de sus habitantes, ingresaba allí, como elección personal, y sabía lo que era. Es decir, 100% de sus miembros eran socialistas.
Pero, en el transcurso de este apogeo, empezó a haber otras necesidades y variantes. El crecimiento de la población interna (no solamente en número, sino también en edad), hizo que el auto abastecimiento, se hiciera más difícil. Empezaron a acoger voluntarios jóvenes, sin el mote de miembros, que pasaban un tiempo pre determinado en el kibutz, y trabajaban bajo las instrucciones de los miembros del kibutz, a cambio de techo y comida, pero sin los derechos de los miembros.
Esto, en sí mismo, fue el comienzo del fin de ese socialismo puro, ya que se creaba una división social (miembros y voluntarios)
Pero ese no fue el único obstáculo.
Mientras estos voluntarios, sin derechos plenos, llegaban, los “hijos del kibutz”, al cumplir 18 años, ingresaban al ejército, donde servían por 3 años.
Al terminar el servicio militar, los jóvenes, en su gran mayoría, decidían viajar por el mundo, en lugar de regresar al kibutz. Entonces, la mano de obra interna, que estaba en su mayor plenitud, salía del sistema, por un período de al menos 4 años.
Otra de las necesidades, fue la de generar ingresos, para poder subsistir y crecer, por lo que se empezaron a abrir fábricas dentro de cada kibutz, y así llegaron inventos increíbles como el Epilady, el riego por goteo, el tomate cherry, y demás, que dieron una nueva vida, con un mejor status a esos kibutzim, que se iban desarrollando.
Poco a poco, el capitalismo de las fábricas y sus ventas al exterior empezaron a financiar las necesidades internas, y la agricultura y ganadería, pasaron a un segundo plano.
Como con todo invento, pronto surgió competencia, y las finanzas decayeron de forma brutal. El número de kibutzim, empezó a declinar, y hoy día, solamente quedan unos 20 que aún se rigen con el concepto original, y todos tienen muy pocos miembros.
Es decir, mientras las condiciones fueron ideales, hubo mucho éxito y desarrollo, pero al cambiar las circunstancias, el fracaso fue irrefutable, y el declive tal, que nunca pudo recuperarse, a pesar de varios intentos.
El socialismo, siendo una teoría, quizás muy idealista y de apariencia perfecta, lo único que demostró, es que no todo lo escrito en papel, puede sustentarse en la práctica.