Mi madre siempre le decía a mi papa “es
fácil decir que yo hago las cosas mal, pero nunca me decís como harías vos para
hacerlas mejor”
Y un poco o.....
fácil decir que yo hago las cosas mal, pero nunca me decís como harías vos para
hacerlas mejor”
Y un poco o.....
bastante de eso es lo que vimos ayer en el debate de los candidatos a senador por la Ciudad de Buenos Aires.
Yo esperaba más. Si, el debate fue tenso y hubo achaques y voces alzadas, pero propuestas, casi ninguna.
Michetti, fue la más calma, la más medida, como si se supiera en ventaja y no quisiera decir mucho o hablar de más, por las dudas.
Todos tuvieron sus momentos, pero usaron su armamento, tratando de destruir la credibilidad de los otros.
Es como que en política la regla fuese, “si yo arruino tu reputación, más de lo que vos arruinas la mía, salgo mejor parado”
Yo sé que es televisión y que hay que hacer un poco de show, pero me voy de estos debates con la idea de que a pesar de haber celebrado 30 años de democracia, somos aún muy inmaduros políticamente.
Lo que yo como ciudadano, quiero y necesito de un debate así, es que se jueguen, que me digan cosas concretas y firmes, que me digan cuáles son sus ideas, sus planes, que dificultades encontraran, y que entre las diversas opiniones que tendrán las otras partes, formar el debate.
Pino no se hace más elegible (en mis ojos), por decir que la inflación no se arregla con un matón.
Michetti no se hace favorita por decir que Pino es Kirchnerista.
Filmus no se hace el preferido de todos, sin explicarnos porque a pesar de tantas derrotas electorales personales, su partido sigue confiando en él y los ciudadanos de Buenos Aires debieran hacer lo mismo.
Los tres llegaron al debate con cosas importantes que decirnos, esperaba mucho de ayer.
Filmus, tenía la obligación de agrandar su imagen personal, el problema entre los votantes, es claramente el.
Su partido está en el gobierno nacional hace 10 años, han ganado una y otra vez
gobernadores, intendentes, diputados provinciales, etc. El, perdió siempre.
Es decir, ahora que su partido está perdiendo popularidad, y la gente quiere cambios, él tenía que hacerse fuerte. Si en el momento de mayor popularidad del Kirchnerismo, el perdió, yo quería saber ayer, porque ahora, que la marea está cambiando, debo votarlo a él.
No lo hizo, me defraudo a mí y a seguidores, pero más importantemente a los
indecisos.
Solanas, apunto artillería pesada, pero solo en titulares. No nos dijo mucho de cómo nos va a representar si gana, por que luchara, por que se desempeñó hasta el momento como lo ha hecho. Es decir, le puso a su película un hermoso y tentador título, pero el contenido de la misma fue un bajón.
Michetti, por su parte, se mantuvo un poco al margen de los cruces de palabras, pero debió ahondar más en su plataforma, meterse de lleno y con más onda en primera plana. Su falencia, para mí, vino desde la base en que no quiso arriesgar, que hablen los otros, cuanto menos diga, menos me jugare.
Como parte de mi trabajo periodístico, yo, soy un “opinologo”, es lo que hago, vivo de lo que observo, puedo tener razón o no, pero opinar es mi pan de cada día.
Como políticos, ellos no debieran serlo, ellos son los que se presentan a elecciones para “hacer cosas por el país, por ustedes, por mí, por el bien de la
Argentina”
Su pan de cada día es hacer, no solo opinar.
Yo esperaba más. Si, el debate fue tenso y hubo achaques y voces alzadas, pero propuestas, casi ninguna.
Michetti, fue la más calma, la más medida, como si se supiera en ventaja y no quisiera decir mucho o hablar de más, por las dudas.
Todos tuvieron sus momentos, pero usaron su armamento, tratando de destruir la credibilidad de los otros.
Es como que en política la regla fuese, “si yo arruino tu reputación, más de lo que vos arruinas la mía, salgo mejor parado”
Yo sé que es televisión y que hay que hacer un poco de show, pero me voy de estos debates con la idea de que a pesar de haber celebrado 30 años de democracia, somos aún muy inmaduros políticamente.
Lo que yo como ciudadano, quiero y necesito de un debate así, es que se jueguen, que me digan cosas concretas y firmes, que me digan cuáles son sus ideas, sus planes, que dificultades encontraran, y que entre las diversas opiniones que tendrán las otras partes, formar el debate.
Pino no se hace más elegible (en mis ojos), por decir que la inflación no se arregla con un matón.
Michetti no se hace favorita por decir que Pino es Kirchnerista.
Filmus no se hace el preferido de todos, sin explicarnos porque a pesar de tantas derrotas electorales personales, su partido sigue confiando en él y los ciudadanos de Buenos Aires debieran hacer lo mismo.
Los tres llegaron al debate con cosas importantes que decirnos, esperaba mucho de ayer.
Filmus, tenía la obligación de agrandar su imagen personal, el problema entre los votantes, es claramente el.
Su partido está en el gobierno nacional hace 10 años, han ganado una y otra vez
gobernadores, intendentes, diputados provinciales, etc. El, perdió siempre.
Es decir, ahora que su partido está perdiendo popularidad, y la gente quiere cambios, él tenía que hacerse fuerte. Si en el momento de mayor popularidad del Kirchnerismo, el perdió, yo quería saber ayer, porque ahora, que la marea está cambiando, debo votarlo a él.
No lo hizo, me defraudo a mí y a seguidores, pero más importantemente a los
indecisos.
Solanas, apunto artillería pesada, pero solo en titulares. No nos dijo mucho de cómo nos va a representar si gana, por que luchara, por que se desempeñó hasta el momento como lo ha hecho. Es decir, le puso a su película un hermoso y tentador título, pero el contenido de la misma fue un bajón.
Michetti, por su parte, se mantuvo un poco al margen de los cruces de palabras, pero debió ahondar más en su plataforma, meterse de lleno y con más onda en primera plana. Su falencia, para mí, vino desde la base en que no quiso arriesgar, que hablen los otros, cuanto menos diga, menos me jugare.
Como parte de mi trabajo periodístico, yo, soy un “opinologo”, es lo que hago, vivo de lo que observo, puedo tener razón o no, pero opinar es mi pan de cada día.
Como políticos, ellos no debieran serlo, ellos son los que se presentan a elecciones para “hacer cosas por el país, por ustedes, por mí, por el bien de la
Argentina”
Su pan de cada día es hacer, no solo opinar.