Recuerdo mi niñez, cuando solía mirar ciertos programas de televisión y seguirlos a muerte.
Día a día, semana tras semana, mes a mes.
Mi programa favorito era .....
Día a día, semana tras semana, mes a mes.
Mi programa favorito era .....
Titanes en el ring, donde por una hora el bien triunfaba sobre el mal, y con su magia, los personajes me cautivaban, me envolvían en sus “vidas” y me sentía parte de ellos.
La momia, el caballero rojo, Martin Karadagian, el ancho Peucelle.
Pero a través de los anos me fui dando cuenta de ciertas cosas.
El éxito de ese programa, para que yo lo mire cada ano, era su habilidad para traer nuevos personajes, mantenerse fresco con la audiencia, adaptarse a los cambios en la sociedad.
Suena como si estuviese analizando algo tan simple más de lo que debiera, pero no es así.
Esa formula es simple y puede ser aplicada a todo.
Después de unos anos mirando a los titanes, lo que mas quería en el mundo es que de una vez por todas, Karadagian deje de ser el campeón del mundo.
Me gustaba el armenio, lo quería mucho, pero tenia su repertorio de siempre, hacia siempre lo mismo, no cambiaba nada. Había encontrado una formula para mantenerse en esa posición de privilegio y sintió que no debía hacer nada distinto para mantenerse allí.
Claro esta, los jóvenes y no tanto en esa troupe del programa, cambiaban de personaje, hacían tomas nuevas, innovaban movimientos sobre el ring, para ganarse a los seguidores y a los televidentes.
Ser fanático del gran Martín era fácil, al final sabíamos que nos iba a dar, sabíamos que iba a ser el campeón y que no seria derrotado.
Esto nos llevaba a no apreciar el trabajo de los otros, para que seguirlos si cuando lleguen a pelear por el “titulo” van a ser vencidos?
“Sigamos mirando y alentando a Karadagian” decía nuestra voz interna.
Lo mismo se puede decir de otros de mis programas preferidos de esa época.
Por ejemplo, las mil y una de Sapag. Donde el recordado humorista, imitaba todo tipo de personajes de la vida cotidiana Argentina. Llego a tener más de 60 puntos de rating.
Al llegar a esa cifra, en vez de cambiar y moverse con el tiempo, los productores del programa, decidieron que había que seguir con eso que les dio esa popularidad, que seria suficiente para mantenerse arriba o sea para que los sigan eligiendo los televidentes
Pero esa complacencia, los llevo a perder todo lo que, con mucho trabajo habían conseguido.
Ahora, si comparásemos estos ejemplos con la historia del mundo en general, veríamos que se asemejan mucho.
La historia nos debería haber ensenado que, todo aquel que ha intentado perpetuarse en el poder de una organización o país, ha terminado mal.
No importa si la elección de esos mandatarios fue democrática o no, el secreto ha estado siempre en saber preparar el camino para los que vienen atrás de uno.
Las sociedades que han hecho esto o que han sabido cambiar a tiempo, han prosperado o están en vías de hacerlo.
La perpetuidad genera complacencia por el simple motivo, que una persona no puede tener ideas frescas y contemporáneas todo el tiempo. Uno no cambia tanto, es mas, al llegar a cierto momento de la vida, uno sabe lo que quiere y sabe como es.
No es algo que una carrera política vaya a cambiar.
Y los tiempos cambian y evolucionan muy rapido, el tiempo no para y no hay lugar para una misma persona para mantenerse en una posición para siempre.
Hace 40 anos yo creia que mi madre era de ideas modernas y de una sabiduría sensacional, pero en los últimos 40 anos, el tiempo trajo cosas que la superaron, que la hicieron pasar a segundo plano o tercero en conocimientos.
Internet, leyes con respecto al medio ambiente, cajeros automáticos, todas cosas, que para una generación como la mía son naturales, para ella son aun difíciles de comprender y operar.
Adonde fueron los luchadores que secundaban a Karadagian? Como siguió la carrera de la mayoria que actuaban en el programa de Sapag?
Una tonta, pero simple demostración para los que van por eternas re elecciones: querer la gloria para uno solo y no preparar al que te sigue para agarrar las riendas de tu proyecto, terminara por destruir lo que tanto trabajo costo crear.
La momia, el caballero rojo, Martin Karadagian, el ancho Peucelle.
Pero a través de los anos me fui dando cuenta de ciertas cosas.
El éxito de ese programa, para que yo lo mire cada ano, era su habilidad para traer nuevos personajes, mantenerse fresco con la audiencia, adaptarse a los cambios en la sociedad.
Suena como si estuviese analizando algo tan simple más de lo que debiera, pero no es así.
Esa formula es simple y puede ser aplicada a todo.
Después de unos anos mirando a los titanes, lo que mas quería en el mundo es que de una vez por todas, Karadagian deje de ser el campeón del mundo.
Me gustaba el armenio, lo quería mucho, pero tenia su repertorio de siempre, hacia siempre lo mismo, no cambiaba nada. Había encontrado una formula para mantenerse en esa posición de privilegio y sintió que no debía hacer nada distinto para mantenerse allí.
Claro esta, los jóvenes y no tanto en esa troupe del programa, cambiaban de personaje, hacían tomas nuevas, innovaban movimientos sobre el ring, para ganarse a los seguidores y a los televidentes.
Ser fanático del gran Martín era fácil, al final sabíamos que nos iba a dar, sabíamos que iba a ser el campeón y que no seria derrotado.
Esto nos llevaba a no apreciar el trabajo de los otros, para que seguirlos si cuando lleguen a pelear por el “titulo” van a ser vencidos?
“Sigamos mirando y alentando a Karadagian” decía nuestra voz interna.
Lo mismo se puede decir de otros de mis programas preferidos de esa época.
Por ejemplo, las mil y una de Sapag. Donde el recordado humorista, imitaba todo tipo de personajes de la vida cotidiana Argentina. Llego a tener más de 60 puntos de rating.
Al llegar a esa cifra, en vez de cambiar y moverse con el tiempo, los productores del programa, decidieron que había que seguir con eso que les dio esa popularidad, que seria suficiente para mantenerse arriba o sea para que los sigan eligiendo los televidentes
Pero esa complacencia, los llevo a perder todo lo que, con mucho trabajo habían conseguido.
Ahora, si comparásemos estos ejemplos con la historia del mundo en general, veríamos que se asemejan mucho.
La historia nos debería haber ensenado que, todo aquel que ha intentado perpetuarse en el poder de una organización o país, ha terminado mal.
No importa si la elección de esos mandatarios fue democrática o no, el secreto ha estado siempre en saber preparar el camino para los que vienen atrás de uno.
Las sociedades que han hecho esto o que han sabido cambiar a tiempo, han prosperado o están en vías de hacerlo.
La perpetuidad genera complacencia por el simple motivo, que una persona no puede tener ideas frescas y contemporáneas todo el tiempo. Uno no cambia tanto, es mas, al llegar a cierto momento de la vida, uno sabe lo que quiere y sabe como es.
No es algo que una carrera política vaya a cambiar.
Y los tiempos cambian y evolucionan muy rapido, el tiempo no para y no hay lugar para una misma persona para mantenerse en una posición para siempre.
Hace 40 anos yo creia que mi madre era de ideas modernas y de una sabiduría sensacional, pero en los últimos 40 anos, el tiempo trajo cosas que la superaron, que la hicieron pasar a segundo plano o tercero en conocimientos.
Internet, leyes con respecto al medio ambiente, cajeros automáticos, todas cosas, que para una generación como la mía son naturales, para ella son aun difíciles de comprender y operar.
Adonde fueron los luchadores que secundaban a Karadagian? Como siguió la carrera de la mayoria que actuaban en el programa de Sapag?
Una tonta, pero simple demostración para los que van por eternas re elecciones: querer la gloria para uno solo y no preparar al que te sigue para agarrar las riendas de tu proyecto, terminara por destruir lo que tanto trabajo costo crear.