A los gobernantes , en cualquier lugar del mundo, les gusta oir palabras halagadoras, noticias a su favor. Pero como es sabido, es imposible que todo sea color de rosa.
Hay sin embargo, algunos, que en vez de escuchar o leer la opinión de las masas (que al fin y al cabo son los que votan), están más interesados en ellos mismos y en su imagen.
Si en Twitter...
Hay sin embargo, algunos, que en vez de escuchar o leer la opinión de las masas (que al fin y al cabo son los que votan), están más interesados en ellos mismos y en su imagen.
Si en Twitter...
se habla en contra de medidas tomadas por algún funcionario, sin dudas será porque los que critican, están "pagados" por la oposición.
Si en Facebook, se arman grupos, que golpean duro a un presidente, será porque utilizan el "anonimato" de las redes sociales, para "entoxicar" la democracia, que antes de dichas redes sociales, era tan pura y transparente.
La democracia, para esos gobiernos, es: " pensá lo que quieras, es tu derecho, pero si es contrario a mi pensamiento, no lo digas, porque nuestra democracia se vuelve tóxica y débil"
En realidad, cualquier político, aspirante o establecido, debería estar encantado con toda opinión, a favor y en contra. Y no lo digo por ser simplista, lo digo porque la idea de "hacer política", implica tres cosas básicas:
1) Capacidad de gestion individual y en equipo
2) Capacidad de liderazgo
3) Capacidad comunicativa, para consolidar puntos 1 y 2 y poder persuadir gente de seguirlos.
Escuchar únicamente lo que uno quiere oir, solamente llega a los oídos de uno y de quienes lo siguen. Es decir que a la larga, uno cree que todo está bien, porque no sabe quien o quienes piensan distinto, y mucho menos cuantos.
Que 10 personas me digan que soy genial, no quiere decir que no haya otras 20 que piensen que soy un inútil.
Entiendo que las redes sociales, no siempre enriquecen o crean ideas, pero solamente saber que 7 personas más que ayer, hoy me han insultado, puede darme una indicación de que algo anda mal, y hay cosas para mejorar.
Quien toma a las redes sociales, como tóxicas, no les está sacando provecho.
En el caso específico de Argentina, no me sorprende que intenten acallar o como dicen hoy día "regular" el uso de estas plataformas.
Y no me sorprende, porque Argentina, históricamente, se ha manejado así, en toda materia.
En nada hay soluciones de fondo, para cambiar conductas o modelos políticos o lo que sea, nunca hemos buscado el paso al frente, o algo positivo que nos deje mejor parados en el futuro.
Por ejemplo, hay líos en las canchas, y de todas las decisiones que se pueden tomar para que esto se acabe y no se repita, ¿ Qué hicimos? jugamos sin público visitante. Al menor indicio de un problema, la solución, siempre pasa por la supresión, y no por el remedio a largo plazo.
No nos gustaba un gobierno, clamamos por un golpe de estado.
No queremos que lo que ocurría antes del golpe, vuelva a suceder, proscribimos políticos y partidos.
Nos cansamos de que Perón nos ningunee, pasamos a la clandestinidad y matamos a mansalva a quien piense distinto, "en nombre del pueblo"
Nos cansamos de ellos, y sacamos decretos para aniquilarlos, y volvemos a llamar a los militares.
La democracia vuelve, pero gana un partido que no es el nuestro, los saboteamos hasta que se tengan que ir, sin completar su término
¿ Sirvieron de algo las soluciones argentas de supresión?
La consecuencia principal de no dejar entrar público visitante, fue que generó violencia entre los grupos de hinchas locales, que se peleaban entre ellos, sin importarles que los visitantes no estuvieran. Es decir, no se solucionó el problema.
Las consecuencias de los repetidos golpes de estado, fueron no sólo la cantidad de vidas que perdimos, si no también el tiempo desperdiciado, para desarrollarnos como pueblo y país.
¿Cuántos golpes de estado llamamos, hasta darnos cuenta que no era el camino a seguir? ¿Cuántos años retrasados hemos quedado por no solucionar los problemas de fondo?
Nuestra casta política en general (hay excepciones, claro está), es demasiado egocéntrica, para poder oir voces críticas, pero a la misma vez, admitamos que somos un pueblo, que no es constructivo, a la hora de vertir opiniones.
Si River le gana a Boca, no se dice "muy bien, tenemos que mejorar", se dice" pero se fueron a la B". Lo mismo sucede si el resultado es opuesto, pero en ese caso, mencionando la final de Madrid.
El juego de la historia argentina es como el del famoso cuento para niños. A la bruja malvada, su espejo le dijo por años que era la más bella, cuando finalmente, se animó y le dijo la verdad, la bruja, no quiso esforzarse en mejorar, fue por la "supresión" de quien fue percibida como más bella.
Si hoy "regulamos" las redes sociales, la gente que quede insatisfecha, buscará expresarse de otra forma, y ¿que hará el gobierno ahí? ¿No permitir más de 2 personas en un ascensor? ¿Regulará los temas de conversación en las oficinas? ¿Prohibirá que los jubilados jueguen al domino en las plazas, en caso de que hablen entre partidas?
Cuando se empieza a suprimir cosas, empieza como un shock, pero a medida que pasa el tiempo, se hace más fácil.
Las redes sociales, no son tóxicas para ninguna democracia. La lectura que hacen los políticos de ellas, es lo tóxico.
Si en Facebook, se arman grupos, que golpean duro a un presidente, será porque utilizan el "anonimato" de las redes sociales, para "entoxicar" la democracia, que antes de dichas redes sociales, era tan pura y transparente.
La democracia, para esos gobiernos, es: " pensá lo que quieras, es tu derecho, pero si es contrario a mi pensamiento, no lo digas, porque nuestra democracia se vuelve tóxica y débil"
En realidad, cualquier político, aspirante o establecido, debería estar encantado con toda opinión, a favor y en contra. Y no lo digo por ser simplista, lo digo porque la idea de "hacer política", implica tres cosas básicas:
1) Capacidad de gestion individual y en equipo
2) Capacidad de liderazgo
3) Capacidad comunicativa, para consolidar puntos 1 y 2 y poder persuadir gente de seguirlos.
Escuchar únicamente lo que uno quiere oir, solamente llega a los oídos de uno y de quienes lo siguen. Es decir que a la larga, uno cree que todo está bien, porque no sabe quien o quienes piensan distinto, y mucho menos cuantos.
Que 10 personas me digan que soy genial, no quiere decir que no haya otras 20 que piensen que soy un inútil.
Entiendo que las redes sociales, no siempre enriquecen o crean ideas, pero solamente saber que 7 personas más que ayer, hoy me han insultado, puede darme una indicación de que algo anda mal, y hay cosas para mejorar.
Quien toma a las redes sociales, como tóxicas, no les está sacando provecho.
En el caso específico de Argentina, no me sorprende que intenten acallar o como dicen hoy día "regular" el uso de estas plataformas.
Y no me sorprende, porque Argentina, históricamente, se ha manejado así, en toda materia.
En nada hay soluciones de fondo, para cambiar conductas o modelos políticos o lo que sea, nunca hemos buscado el paso al frente, o algo positivo que nos deje mejor parados en el futuro.
Por ejemplo, hay líos en las canchas, y de todas las decisiones que se pueden tomar para que esto se acabe y no se repita, ¿ Qué hicimos? jugamos sin público visitante. Al menor indicio de un problema, la solución, siempre pasa por la supresión, y no por el remedio a largo plazo.
No nos gustaba un gobierno, clamamos por un golpe de estado.
No queremos que lo que ocurría antes del golpe, vuelva a suceder, proscribimos políticos y partidos.
Nos cansamos de que Perón nos ningunee, pasamos a la clandestinidad y matamos a mansalva a quien piense distinto, "en nombre del pueblo"
Nos cansamos de ellos, y sacamos decretos para aniquilarlos, y volvemos a llamar a los militares.
La democracia vuelve, pero gana un partido que no es el nuestro, los saboteamos hasta que se tengan que ir, sin completar su término
¿ Sirvieron de algo las soluciones argentas de supresión?
La consecuencia principal de no dejar entrar público visitante, fue que generó violencia entre los grupos de hinchas locales, que se peleaban entre ellos, sin importarles que los visitantes no estuvieran. Es decir, no se solucionó el problema.
Las consecuencias de los repetidos golpes de estado, fueron no sólo la cantidad de vidas que perdimos, si no también el tiempo desperdiciado, para desarrollarnos como pueblo y país.
¿Cuántos golpes de estado llamamos, hasta darnos cuenta que no era el camino a seguir? ¿Cuántos años retrasados hemos quedado por no solucionar los problemas de fondo?
Nuestra casta política en general (hay excepciones, claro está), es demasiado egocéntrica, para poder oir voces críticas, pero a la misma vez, admitamos que somos un pueblo, que no es constructivo, a la hora de vertir opiniones.
Si River le gana a Boca, no se dice "muy bien, tenemos que mejorar", se dice" pero se fueron a la B". Lo mismo sucede si el resultado es opuesto, pero en ese caso, mencionando la final de Madrid.
El juego de la historia argentina es como el del famoso cuento para niños. A la bruja malvada, su espejo le dijo por años que era la más bella, cuando finalmente, se animó y le dijo la verdad, la bruja, no quiso esforzarse en mejorar, fue por la "supresión" de quien fue percibida como más bella.
Si hoy "regulamos" las redes sociales, la gente que quede insatisfecha, buscará expresarse de otra forma, y ¿que hará el gobierno ahí? ¿No permitir más de 2 personas en un ascensor? ¿Regulará los temas de conversación en las oficinas? ¿Prohibirá que los jubilados jueguen al domino en las plazas, en caso de que hablen entre partidas?
Cuando se empieza a suprimir cosas, empieza como un shock, pero a medida que pasa el tiempo, se hace más fácil.
Las redes sociales, no son tóxicas para ninguna democracia. La lectura que hacen los políticos de ellas, es lo tóxico.